A mitad de 2024, Jalisco contará con 2 millones 609 mil 303 niñas, niños y adolescentes de entre 0 y 17 años. La investigadora Guadalupe Jeanette González Díaz explica que el uso controlado de la tecnología es ideal para el desarrollo de los niños.
La tecnología supervisada por los padres facilita el uso de nuevas herramientas en un mundo tecnificado para las niñas y niños. Esto favorece la educación, el desarrollo cognitivo, la creatividad y amplía su panorama y contacto social. Sin embargo, sin supervisión, puede causar desde trastornos mentales hasta la pérdida de la vida.
A mitad de 2024, Jalisco contará con 2 millones 609 mil 303 niñas, niños y adolescentes de entre 0 y 17 años; los cuales representarán el 29.6% de la población total del estado (8´820,915). De ese monto, 1 millón 278 mil 093 (49.0%) serán mujeres y 1 millón 331 mil 210 (51.0%) hombres.
De acuerdo con Panorama sobre el volumen poblacional de niñas, niños y adolescentes jaliscienses en 2024, se espera que para el 2030 la población de 0 a 17 años representa el 26.8% y ascienda a 2 millones 486 mil 243. Respecto a la estructura por sexo, al primero de julio de 2024 habrá 53 mil 117 más niños de 0 a 17 años que niñas de las mismas edades. Por cada 100 mujeres habrá 104 varones.
La doctora Guadalupe Jeanette González Díaz, investigadora de la Universidad de Guadalajara y especialista en Tecnología e Innovación Educativa, explica que lo más importante cuando un niño o niña usa la tecnología es que los padres los guíen para potenciar sus habilidades y favorecer su educación.
La tecnología usada en espacios controlados logra que los niños accedan a un panorama más amplio respecto a lo que ofrece exclusivamente la educación en un salón de clases, dice González Díaz, especialista en Ciencias Computacionales. Es una herramienta útil que sirve para la educación de los niños y favorecerá su situación profesional en el futuro, pero debe verse como un complemento, no un sustituto de la educación.
Además, los niños deben tener orientación, ya que pueden confundirse con toda la información disponible. Con una buena guía, pueden desarrollar habilidades del Siglo 21 como el pensamiento crítico, la comunicación y la creatividad.
Los niños menores de 2 años no deben pasar tiempo frente a ninguna pantalla, esto significa que pueden escuchar música o palabras desde juguetes que ya son tecnológicos. Después de 2 años y más se debe limitar el uso de pantalla de 1 a 2 horas diarias.
“Entiendo que es muy complicado limitar el tiempo, porque la pantalla abarca desde la televisión, la tableta o el celular, pero lo que sí es más sencillo es controlar el contenido que ven los niños dentro de la pantalla”, indica la investigadora.
“Si dejamos al niño sólo viendo la televisión debemos usar el control parental para evitar que accedan contenidos no aptos para su edad o para ninguna edad. Se ha visto en el ciberespacio de manera frecuente que la programación inicia con contenido infantil, pero en medio le agregan espacios de violencia o temas sexuales inapropiados”.
Además, la ingeniera en computación recomienda buscar programas o espacios que impulsen el desarrollo cognitivo donde los niños no sean solamente receptivos a los contenidos, si no que logren interactuar y participar de un aprendizaje. También recomienda que ese tiempo que han disminuido frente a la pantalla, lo inviertan en actividades lúdicas o no supervisadas.
Los riesgos
La investigadora González Díaz explica los riesgos asociados con el uso no supervisado de la tecnología en la infancia.
Los riesgos de contenido son los que pueden incluir imágenes sexuales, pornográficas, racistas, discriminatorias, estereotipadas o que inciten al odio. “Este contenido puede ser realmente peligroso para su salud y su desarrollo cognitivo pues en muchas ocasiones ha provocado que los niños se autolesionen, desarrollen anorexia o en casos extremos cometan suicidio”.
Estos riesgos pueden mitigarse con el control parental, siendo esencial supervisar qué ven y cómo lo ven los niños en dispositivos electrónicos. Acompañar a los niños mientras exploran el contenido es aún más beneficioso, ya que les permite conocer el mundo de manera segura.
Otro riesgo es el de contacto, que implica interacciones arriesgadas donde adultos pueden hacerse pasar por niños para buscar contactos sexuales inapropiados o persuadir a los niños para participar en conductas no saludables.
Otro ejemplo más de estos riesgos de contacto, son los famosos retos, donde los niños no tienen criterio para saber si lo que están haciendo es adecuado o no. “Hay retos por los cuáles los niños han perdido o se causaron lesiones graves y todo porque en una red social los impulsaron a tomar algún químico, o mantenerse sin respiración”, dice González Díaz.
El uso no supervisado de redes sociales puede conducir a problemas de salud mental como depresión o ansiedad, ya que la validación social en forma de likes y seguidores puede influir negativamente en la autoestima de los niños. Además, existe el riesgo de que los niños prioricen su vida digital sobre las relaciones reales, afectando su capacidad para socializar fuera del ciberespacio.
El riesgo de conducta es que cambie y no tenga interés por socializar en la vida fuera del ciberespacio; es decir, que se preocupe más por tener seguidores que no necesariamente son relaciones sólidas o estables.
Adecuadas políticas públicas
En cuanto al desarrollo físico, González Díaz señala que el exceso de tiempo frente a las pantallas puede resultar en problemas de salud física, ansiedad y trastornos mentales. Pero, por otro lado, hay aplicaciones que son benéficas en la parte física de los niños, que los ayudan a ejercitarse dependiendo del peso y estatura.
Explica que urgen políticas públicas que impulsen la alfabetización digital, es decir, capacitación para padres de familia y profesores para que logren inculcar en los niños el uso adecuado de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
También es importante que se proporcione un acceso asequible a los recursos en línea de alta calidad. Que se democratice el acceso a la tecnología ofreciendo costos menores para la conectividad. Invertir en puntos de acceso públicos al internet. Promover la creación y la generación de contenido que favorezca la salud, la cognición y el desarrollo de habilidades de los niños. Crear plataformas de tecnología educativa en español y lenguas indígenas para superar los obstáculos culturales, sociales y hasta de género.
“A las niñas desde los 6 años, la sociedad les dice que la brillantez es exclusiva para los hombres y esto ha impedido que las niñas aspiren a carreras de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas. La tendencia de las niñas es elegir carreras que tienen que ver con el servicio”.