Los jaliscienses tenemos poco tiempo para la tranquilidad. Las mujeres tienen menos horas para el descanso, pues ellas trabajan más, duermen menos y tienen mayor estrés. Considerar -en la agenda diaria- la salud física y mental debe ser fundamental para la vida, explica el académico José de Jesús Gutiérrez Rodríguez.
Las mujeres de 12 años y más le dedicaban en promedio 44.9 horas a la semana al trabajo no remunerado de los hogares, mientras que los hombres invirtieron sólo 19.4 horas, es decir, una diferencia de 25.5 horas.
De acuerdo con el análisis que realizamos de los resultados de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2019 en Jalisco, del 2019, entre las personas que realizaban trabajo doméstico no remunerado para el propio hogar, las mujeres dijeron dedicar en promedio 29.1 horas a la semana, en tanto que, para los hombres este valor fue de sólo 12.2, es decir, la brecha de género en este rubro era de 16.8 horas.
De acuerdo al glosario de la encuesta, el trabajo no remunerado de los hogares se refiere al que se realiza para la producción de bienes o servicios destinados al autoconsumo del hogar (uso final propio) para la formación de capital del hogar o para terceros, sin recibir pago.
Mientras que el trabajo doméstico no remunerado para el propio hogar, se refiere a las actividades productivas realizadas por la población de 12 años y más, sin pago alguno, en beneficio del propio hogar, que considere todas las tareas y quehaceres domésticos, preparación y/o servicio de alimentos, de cuidado e integrantes del hogar y de gestión.
Para José de Jesús Gutiérrez Rodríguez, maestro y profesor del Departamento de Clínicas de Salud Mental del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, los resultados de la encuesta muestran situaciones muy preocupantes.
“La participación de las mujeres en el trabajo del hogar es mucho mayor a la de los hombres; y aunque tengamos esa medición, no nos explica cómo ha sido el proceso histórico de ellas”.
En los años setenta, el proyecto social concebía a las mujeres en los quehaceres domésticos y la crianza de los hijos. A partir de los años ochenta, por la crisis económica, la baja del poder adquisitivo del salario y por el legítimo derecho, las mujeres accedieron a la universidad y se incorporaron al trabajo, pero no dejaron las actividades domésticas y de crianza.
Mientras que los hombres siguieron enfocados en su trabajo remunerado, pero no se incorporan en la misma medida a los quehaceres del hogar, ni a la educación de los hijos, por ello, hasta la fecha que hay un desequilibrio de la participación de los hombres hacia el interior del hogar que se refleja en que las mujeres duermen menos que ellos.
El académico, quien también es coordinador general de la Asociación Mexicana de Psicólogas y Psicólogos, explica que la situación económica de las personas también determina la manera en que se utiliza el tiempo.
“Una persona con una menor condición económica, pasa más tiempo en el trabajo, puede estar en 2 o 3 espacios laborales, porque los reducidos sueldos no resuelven sus necesidades básicas. Lo mismo sucede con los estudiantes que se dedican no sólo a asistir a clases, sino que también trabajan, e incluso hay alumnas que son madres de familia y tienen hasta 3 trabajos”.
Gutiérrez explica que, con datos de la Organización Mundial de la Salud, en México pasamos más horas trabajando que muchos otros países, y eso nos genera estrés, mientras que las mujeres mexicanas son las más perjudicadas.
“La mujer mexicana está súper desgastada, con sus labores diarias tanto en el hogar como en su trabajo cada vez menos remunerado, y esto tiene como consecuencia en las relaciones familiares, pues conviven menos con sus hijos, tienen menos tiempo para el ocio, para descansar o para entretenerse”.
Proyecto integral de vida
Gutiérrez Rodríguez, quien fue director de la Facultad del Departamento de Salud Mental, indica que ante estos estilos de vida es muy importante que las personas tengan un proyecto integral para que den valor al uso de su tiempo, su dinero, y su esfuerzo. Debe considerar de manera fundamental, la salud física y mental, porque sin salud no es posible cumplir con ninguna de las metas deseadas.
“Las personas deberían de darle más tiempo a las cuestiones básicas como el dormir, alimentarse, hidratarse, hacer actividad física, promover su salud mental, el desarrollo de su autoestima, sus habilidades sociales, su creatividad, la resiliencia; el ocio; tener tiempo para la espiritualidad y la solidaridad”.
La familia es fundamental para el bienestar, por eso, dice Gutiérrez que es importante dedicarle tiempo de calidad para que los familiares se escuchen, dialoguen y se diviertan. El experto, indica que, aunque la ENUT no lo contempla, las personas deben hacerse de tiempo para tener relaciones emocionales y sexualmente satisfactorias con la pareja.
La participación social también es un tema fundamental en el proyecto integral de vida. Es importante comprometerse a vigilar las acciones de legisladores y funcionarios públicos, y “ser corresponsables con temas como el transporte público, la seguridad pública, del medio ambiente”.
Cuando no hay un manejo adecuado del tiempo, o no se presta atención a la salud, o se vive de manera muy rápida sin descanso, vienen consigo situaciones de insatisfacción, depresión, frustración y un aumento en los índices de morbilidad.
Para Gutiérrez, es urgente establecer gabinetes psico-educativos en las escuelas para trabajar los proyectos integrales de vida de los niños y jóvenes donde les quede claro el valor de la honestidad y el respeto a los demás. También fortalecer los sistemas de salud mental en las comunidades de Jalisco.