La protección de datos personales es esencial para resguardar nuestra esfera más íntima, aquella que define nuestra esencia como personas y evitar ser vulnerables a la extorsión o discriminación, indica la doctora Ana Guadalupe Olvera Arellano, académica de la UdeG.
Los datos personales se entienden como la información gráfica, alfabética, numérica o geométrica que da rastro de quién somos. Son pistas que nos identifican en el presente o en el futuro, detalla Ana Guadalupe Olvera Arellano, doctora en Derecho y académica de la Universidad de Guadalajara.
“Pueden abarcar desde nuestro nombre, nuestra huella digital hasta la manera en la que caminamos o el iris de nuestro ojo”, explica Olvera, quien también es experta en la portabilidad de datos personales en el sistema de salud.
Proteger estos datos es esencial, ya que implica resguardar nuestra esfera más íntima, aquella que define nuestra esencia como personas. Esta protección viene aparejada con la “autodeterminación informativa”, es decir, el derecho que tiene toda persona de compartir la cantidad de información personal con quien quiera y como quiera. “Este derecho nos obliga a ser responsables de la información que compartimos para evitar sorpresas”.
La protección de datos personales es un derecho garantizado en la Constitución federal y en los estados de México, señala Olvera. Este derecho confiere a las personas participar en el tratamiento que otros hacen de sus datos personales y protege el manejo justo de la información personal al garantizar el acceso, rectificación y cancelación de sus datos, así como al permitir manifestar su oposición al tratamiento de estos.
Nuestra obligación, afirma la especialista, consiste en conocer qué son los datos personales, saber qué queremos compartir y cómo podemos protegerlos.
¿Cómo nos protegemos?
Olvera Arellano, maestra en Transparencia y Protección de Datos Personales, recomienda analizar cómo y bajo qué circunstancias compartimos información. Debemos preguntarnos si dichos datos nos exponen a discriminación, robo de identidad o vulneran algún aspecto de nuestra vida, ya sea laboral, legal, económico o social. “Por ejemplo, revelar una enfermedad, nuestras creencias religiosas u orientación sexual puede llevar a discriminación. Es común proporcionar datos personales sin reflexionar”, explica Olvera Arellano.
“Puede que nos pidan información para participar en una promoción de supermercado y, poco después, comencemos a recibir llamadas de publicidad, bancos o incluso extorsionadores. Esto puede deberse al robo de documentos con información personal, siendo responsabilidad tanto de quienes deben protegerla como de nosotros, la fuente primaria”.
Advierte que es crucial preguntar y leer antes de comprometerse a compartir información. “Si te ofrecen productos gratuitos a cambio de tus datos, debes pensar que tú eres el producto”, dice Olvera, la también profesora de la Universidad Autónoma de Hidalgo. Si tienes dudas o no te convence compartir información a cambio de un bien o servicio, seguramente encontrarás otra empresa o persona que te ofrezca el producto en condiciones más justas.
“La principal responsabilidad la tienes contigo mismo porque la primera línea de defensa eres tú. Debes preguntarte hasta dónde estoy dispuesto a que los demás conozcan de mí: qué tan necesario es que me conozcan”, dice Olvera, profesora de la Universidad Abierta y a Distancia de México.
Recomienda exigir el aviso de privacidad, leerlo detenidamente y conocer las condiciones para revocar el consentimiento otorgado para el uso de tus datos personales. “Revocar el consentimiento debe ser tan sencillo como otorgarlo”.
Los datos personales y el uso de la tecnología
Respecto al uso de la tecnología, Olvera Arellano, doctora en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España, opina que las leyes en materia de protección de datos personales van rezagadas. “El derecho no puede anticipar cuestiones de ciencia y tecnología; normalmente vamos dos o tres pasos atrás. El desarrollo tecnológico ha sido tan acelerado en los últimos años que continúa superándonos”.
En el ámbito jurídico, es necesario abordar con seriedad las cuestiones éticas y las consecuencias para las personas de este desarrollo tecnológico. Por ejemplo, en Chile se discuten los «neuroderechos» a nivel constitucional y en Europa también se abordan estos temas, indica Olvera, quien imparte clases en el centro de investigación social avanzada de la Maestría en Bioética.
Los «neuroderechos» se refieren a una nueva categoría de derechos humanos que surgen en respuesta a los avances en neurociencia y neurotecnología. Estos derechos buscan proteger la integridad mental y la privacidad de los pensamientos y memorias contra el uso indebido de estas tecnologías.
¿Quién nos protege?
De acuerdo con el análisis que el IIEG realizó de los resultados de la Encuesta Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (ENAID) de 2019, el 55.4% de las personas en Jalisco dijeron conocer alguna institución de gobierno que garantizara el Derecho de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, siendo la sexta entidad que más identificó este tipo de instituciones.
La entidad en la que más personas identificaron una institución de este tipo fue la Ciudad de México con 72.2%, seguida de Querétaro con 59.8% y Oaxaca con 58.3 por ciento.
En México, la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP) se aprobó en 2010. “Para avanzar en cuestiones tecnológicas, se requiere más voluntad académica y política”, afirma Olvera.
Señala que en México la ley no se ejerce adecuadamente ni se garantiza su aplicación. “Hay una falta de estado de derecho. Muchas personas no denuncian porque saben que no es efectivo”. Sin embargo, es esencial exigir constantemente nuestros derechos para superar el rezago legal, la impunidad y mejorar los procedimientos.
Las denuncias por la falta de protección de nuestros datos personales se pueden presentar ante autoridades federales o estatales. Si la problemática surge entre particulares o por un sujeto obligado federal, la denuncia debe presentarse en el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Si los sujetos obligados son locales, la denuncia tendrá que presentarse ante el Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco.
Denunciar, según Olvera, quien también es secretaria técnica de la Comisión de Salud en el Congreso del estado de Hidalgo, es fundamental para consolidar un estado de derecho en nuestra incipiente y frágil democracia.