Académicas del ITESO nos dan su perspectiva sobre la información que ofrece la Plataforma de Estadísticas Económicas con Perspectiva de Género del #IIEG. Coinciden que la desigualdad de género deteriora la calidad de vida de todo un país y urgen disminuir esta asimetría promoviendo que las labores de cuidado sean justas y recíprocas.
Nuestro Instituto presentó el 28 de noviembre de 2022, la Plataforma de Estadísticas Económicas con Perspectiva de Género, la cual contiene una serie de indicadores económicos desde el 2013 en distintos temas, entre ellos la participación en el mercado laboral, prestaciones, niveles de ingreso, tipos de ocupación y el tiempo destinado al trabajo no remunerado, por mencionar algunos tópicos.
Los indicadores se muestran con un importante nivel de desagregación por sexo, edad, sector, tipo de ocupación y grado de urbanización, con la idea de atender las necesidades de información sobre el tema de igualdad económica de género en Jalisco y compararlo con la situación en el resto de las entidades del país.
También señala las brechas históricas de género en materia económica que no se han logrado cerrar, lo que permite focalizar acciones de política pública. La plataforma también calcula el primer Índice de Desigualdad Económica de Género (IDEG) en México que da cuenta del avance de Jalisco en la disminución de las brechas entre mujeres y hombres en materia económica.
Este trabajo lo desarrolló la Dirección de Información Estadística Económica y Financiera del instituto, junto con un grupo de trabajo del Subcomité de Información Económica conformado por el INEGI Jalisco y la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres (SISEMH), en el marco del Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica (CEIEG), y en el que posteriormente se integró una representación del Congreso del Estado de Jalisco.
Uno de los datos que muestra la plataforma, es respecto a la desigualdad de acceso al mercado laboral entre mujeres y hombres en el estado, que se encuentra en el lugar 24, por debajo del promedio nacional.
Muestra que la brecha salarial entre mujeres y hombres ha disminuido poco desde 2013. En el primer trimestre, los hombres ganaban 6.1 mil pesos mientras que las mujeres 4.6 mil pesos, una diferencia de -24.6%. En el tercer trimestre de 2022, las mujeres ganan en promedio 7.2 mil pesos al mes, mientras que los hombres 9.2 mil pesos, esto es, 21.7% menos. Jalisco se encuentra en el lugar 14 en el país de brechas salariales más altas.
Por rango de salarios mínimos, se muestra que 25.96% de las mujeres ocupadas ganan menos de 1 salario mínimo (SM), mientras que en el caso de los hombres ocupados es el 12.56%. Aunque las brechas de ingreso por hora trabajada no son tan marcadas, la diferencia entre tener un mayor salario para las mujeres son las horas promedio trabajadas por semana, ya que las mujeres trabajan 5.2 horas menos por semana que los hombres. Lo anterior derivado de la carga de trabajo no remunerado (limpieza en el hogar, cuidados de hijos y familiares) que recae en las mujeres.
Luego de la publicación de esta plataforma, las académicas e investigadoras del ITESO, Ana Paola Aldrete González; Josefina Robles Uribe, y Mónica Patricia Morales Vázquez, analizaron la información y ampliaron con sus conocimientos sobre el tema de desigualdad de género, un problema que no sólo disminuye la calidad de vida de las mujeres, si no que afecta el país en distintos ámbitos: social, económico y político.
¿Qué es la desigualdad?
La desigualdad es la diferencia que tiene una persona de acceder a funciones, salarios o derechos. Provoca que un grupo de personas tengan menos posibilidades de acceder a lo mismo, explica Mónica Patricia Morales Vázquez, licenciada en Administración de Empresas y maestra en Filosofía y Ciencias Sociales.
Para Josefina Robles Uribe, economista y coordinadora de la Academia de Economía Social en el ITESO, la desigualdad es muy difícil de combatir porque es un tema aspiracional, cultural y político.
“Mientras el éxito sea cuánto tengo, no importa cómo lo obtengo. Las personas por cumplir sus aspiraciones pasan por encima de quien sea y como sea. Tener aspiraciones no está mal, el problema es que las aspiraciones son impuestas por una estructura hegemónica, patriarcal y neoliberal”, ahonda Robles Uribe.
Ana Paola Aldrete González, psicóloga y maestra en investigación en Ciencias Sociales, expone que la desigualdad se cristaliza en diversos ámbitos y se justifica y se sustenta en patrones históricos culturales como son la división de tareas, los roles y el acceso a los derechos y a las cosas.
“La desigualdad la podemos ver en qué ganamos y qué perdemos las mujeres cuando nos enfrentamos ya sea a construir un terreno en el ámbito profesional o dedicarnos a la crianza”.
Aldrete González dice que tomar estas decisiones, ya sea optar por la crianza o la trayectoria laboral implica que se profundicen y se normalicen las brechas de desigualdad. Explica que, si una mujer decide dedicarse al tema de la reproducción, entonces, por las condiciones sociales, se pierde trayectoria laboral, derechos, jubilaciones, acceso a la vivienda, a un crédito.
“Si decidimos mantener ambas (crianza y trayectoria laboral) nos enfrentamos a que los horarios escolares no están adaptados para quienes trabajamos. Además, no nos queda tiempo para cumplir nuestras aspiraciones personales.
“A las mujeres se nos ha asignado la reproducción de la vida, un papel tan importante que hace funcionar al mundo. Nosotras nos hacemos cargo de los niños, ancianos, enfermos, del alimento, de la ropa limpia, de las casas, de las mascotas, de las tareas, de las actividades sociales y comunitarias”, indica.
La experta en vínculos sociales dice que el trabajo de las mujeres, en el día a día, sirve para que los demás puedan salir a trabajar o estudiar y esto tiene un gran costo para ellas. “Sin embargo, nadie habla de esta desigualdad, sólo se percibe el día en que las mujeres no estamos presentes haciendo todas esas tareas”.
La desigualdad afecta a todo el país
Mónica Patricia Morales Vázquez, experta en temas de género, indica que la desigualdad afecta a todos. “Muchos creen que la desigualdad sólo afecta al vulnerable, la realidad es que afecta al vulnerable en mayor proporción, y a las demás personas tanto en el corto, mediano y largo plazo”.
Por ejemplo, el impacto económico de la desigualdad recae en quien hace todas las labores de cuidado en lo cotidiano; y también recae en todos los miembros de una familia, cuando no hay quien haga las labores cotidianas y sea necesario pagar a una persona que limpie la casa, lave, o planche.
Los impactos de la desigualdad se ven en la falta de cuidado de los hijos cuando ambos padres trabajan. Se perciben cuando una madre deja la vida productiva, o cuando el marido se jubila, pues la capacidad adquisitiva de esa familia cae por lo menos un 50%. La calidad de vida se ve mermada con la brecha de género. “
Por eso, “es necesario democratizar el cuidado”, dice Paola Aldrete González, experta en investigación de violencia y pobreza. Es necesario impulsar horarios distintos y escalonados para que los hombres también se hagan cargo de los otros en momentos de enfermedad, estudio o transporte. Ello aliviaría un poco las cargas mentales tan pesadas que tienen las mujeres. “La reproducción de la vida nos toca a todos”.
Recomendaciones para visualizar y combatir la desigualdad
Para las tres investigadoras es urgente tomar conciencia de la desigualdad de género; cambiar la narrativa de cómo entendemos este problema; ampliar la comprensión del tema con apoyo de empresas y organizaciones civiles que aporten no sólo su conocimiento en la parte cuantitativa, sino también cualitativa; dar conocer los impactos de la desigualdad, democratizar los descansos y los cuidados, y educar desde nivel preescolar.
Para Paola Aldrete González, quien trabaja en el área de comportamiento organizacional en el ITESO, explica que las estadísticas que producen las instituciones gubernamentales tienen que entrar a una dimensión no sólo cuantitativa, también cualitativa que visualicen las dimensiones de los techos de cristal o pisos pegajosos.
Además, es necesario sumar voces. “Trabajar de la mano de organizaciones no gubernamentales para mirar de distintas perspectivas y para construir de manera conjunta investigaciones, políticas y acciones que disminuyan la brecha de género”.
Recomendó impulsar estudios sobre los impactos emocionales que trae consigo sostener la vida. Por ejemplo, saber de los niveles de estrés, ansiedad o cargas mentales que se reflejan en la salud física. “Medir las afectaciones que sufren las mujeres ante la saturación. Analizar la pobreza de tiempos, que se traduce a la falta de energía para realizar nuestros hobbies”.
Mónica Patricia Morales Vázquez, quien apoya un Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) en el ITESO, indica que sería importante cambiar el concepto de población: ocupada o desocupada que maneja el INEGI. “Una cosa es trabajo remunerado, y otra cosa es estar ocupada, se puede malinterpretar, es necesario reconocer que quienes estamos siempre ocupadas somos las mujeres”.
Josefina Robles Uribe festeja la información de la Plataforma de Estadísticas Económicas con Perspectiva de Género que realizó nuestro Instituto y recomienda seguir construyendo y enriqueciendo las bases de datos con temas que abonen a la visualización de la brecha de género, por ejemplo, con información sobre acoso hacia las mujeres, licencias de paternidad o del uso de tiempo. También recomendó añadir a las estadísticas un glosario con explicaciones sociales y culturales.
Las expertas coincidieron que, aunque la desigualdad de género es una problemática grave y con muchas aristas, es posible lograr grandes transformaciones tomando conciencia de la realidad en que vivimos; impulsando una educación libre, y acciones desde el ámbito privado y público que propicien labores de cuidado justas, y recíprocas.