Francisco José Gutiérrez Rodríguez, investigador de la Universidad de Guadalajara explica que desde hace más de dos décadas se advierte el fenómeno suicida en edades más tempranas, debido a que han cambiado las condiciones familiares, sociales y económicas.Cada año, en el IIEG publicamos información sobre las defunciones por lesiones auto infligidas intencionalmente en Jalisco.
Este año, la ficha Día Mundial para la Prevención del Suicidio 2021 destaca que en 2020 se registraron 64 mil 466 defunciones de residentes de Jalisco, de ellas, 655 (1.0%) fueron por lesiones autoinfligidas intencionalmente. De ese monto de suicidios, 555 (84.7%) eran hombres y 100 (15.3%) mujeres. La mortalidad por esta causa en hombres es 5.6 veces mayor que en las mujeres, es decir, que por cada 5.6 suicidios de varones se presentó 1 de mujer.
Entre 2019 y 2020, el monto de suicidios presentó un incremento del 8.3%, lo que significó un aumento de 50 casos, 53 (+10.6%) más decesos entre los hombres y 3 menos (-2.9%) para las mujeres en el mismo período.
Para Santiago Ruiz Bastida, director del área de Información Estadística Demográfica y Social, la información relevante es que los hombres se suicidan más que las mujeres en todos los grupos de edad y esto sucede desde el 2003.
Ruiz Bastida destaca que por grupos de edad “el porcentaje más alto lo tienen de 25 a los 29, que representa el 16.2 por ciento del total de los suicidios”.
Además, es importante señalar que se ha disparado en edades tempranas. El grupo de edad de 10 a 14 años y el grupo de 70 a 74 años muestran un porcentaje parecido. “Llama la atención porque los adultos tienen distintas condiciones respecto a los niños, y las niñas, por ejemplo, enfermedades o problemas de salud mental”.
Explica que esta información anual tiene como fuente principal las estadísticas vitales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que detallan los datos de mortalidad y lesiones autoinfligidas intencionalmente.
Más jóvenes
Francisco José Gutiérrez Rodríguez, jefe del departamento de Psicología Básica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara, coincide con Ruiz Bastida, en que desde hace unos años se advierte el fenómeno suicida cada vez a edades más tempranas. Desde 1997 ha habido un incremento en los casos de suicidio infantil, y el año pasado hubo alrededor de 12 casos reportados en menores de 14 años.
El especialista dice que, en la población infantil, las causas más frecuentes que detonan los suicidios se deben al maltrato que sufren dentro del seno familiar; el acoso escolar, los problemas relacionados con la muerte de un ser querido, el divorcio de los padres o el abuso sexual. “La pandemia ha causado que los niños se sientan aburridos y solos, hacen más berrinches, o muestran conductas desadaptativas, porque muchos de los padres no saben cómo manejar el tiempo libre de los pequeños”.
Además, el retraso en las actividades escolares o académicas inhibe la adecuada estimulación de los niños, y ello puede generar retrocesos en el lenguaje, en la motricidad y en la socialización.
Los padres, aunque estén fatigados y exhaustos, requieren fomentar actividades lúdicas o recreativas, hasta un repertorio académico.
Es importante destacar que la generación que nació entre el 2010 a la fecha, conocida como generación next o cyberpunk se caracteriza por ser de menores y adolescentes que tienen menos tolerancia a la frustración; se sienten aburridos con mayor facilidad; y tienen más contacto en redes sociales, que cara a cara. Aunado a que ambos padres trabajan y los hermanos mayores se quedan a cargo de los menores, impidiendo a niños y jóvenes un desarrollo adecuado de la autoestima.
Por el ciberacoso o por el bullying, los niños y los jóvenes se sienten cada vez más atacados y vulnerables. “Esto va formando un caldo de cultivo que detona en problemas a la salud mental”.
A eso se le suma la manera en que los padres se comunican con los hijos, ordenando, intimidando, dando declaraciones vagas, etiquetándolos o avergonzándolos. Lo mismo sucede en algunos modelos educativos que castigan, humillan o comparan.
La falta de abrazos y cercanía también repercuten en los pequeños, pues el modelo individualista y las medidas necesarias contra la pandemia han provocado la falta de contacto.
Muchos jóvenes se sienten incomprendidos. Los cambios hormonales los llevan a estar hipersensibles. Algunos de ellos deben asumir las responsabilidades de los adultos al cuidar de sus hermanos menores, fenómeno conocido como “el niño de la llave”, por tener las llaves de la casa, administrar los gastos, llevar a los hermanos a la escuela, por fungir como padres sustitutos, lo que va generando resentimiento, rabia y tristeza.
“No sólo eso, este año de pandemia, las condiciones de salud mental se han recrudecido. Lo que empezaba a presentarse como miedos, ansiedad o rasgos depresivos, se han ido formalizando en cuadros de trastornos de ansiedad y un crecimiento importante en los casos ideación y tentativa suicida. Los suicidios a nivel nacional aumentaron 26% de un año a otro”.
Los factores que influyen en la conducta suicida y que se han potencializado por la pandemia, se relacionan con el aislamiento, y con las peleas entre padres e hijos adolescentes. “Los padres prohíben que sus hijos salgan de casa para evitar los contagios, mientras los jóvenes se aburren, se sienten solos y les falta estar con sus amigos”.
Hombres consuman más el suicido
Gutiérrez Rodríguez, quien también es maestro en Ciencias de la Salud Pública, explica que los hombres cometen más suicidio que las mujeres por cuestiones culturales. “Se estima una proporción de cuatro varones por cada mujer. Sin embargo, en intentos de suicidio, ellas lo intentan más. Cinco mujeres por cada varón. Ellos lo logran más, pues utilizan métodos más letales”.
Explica que el varón utiliza el arma de fuego o la asfixia por ahorcamiento. Mientras que la mujer se hiere por arma blanca o por el consumo de tóxicos, y al usar estos métodos tiene mayor probabilidad de ser salvada.
La razón por la cual ellos se suicidan más es que culturalmente vienen arrastrando una carga machista. “El ser fuerte, no exteriorizar las emociones para no parecer femenino; o tener que llevar a cuestas los problemas por sí solo. Mientras que, a las mujeres, se les permite más culturalmente, llorar, refugiarse en otros y exteriorizar sus emociones”.
El académico explica que en los últimos años ha habido cambios en los perfiles de los suicidas. “Son más impulsivos, a más temprana edad y relacionados con el consumo de alcohol y drogas”.
Las condiciones socioculturales y factores psicosociales también influyen en la conducta suicida. En las ciudades medias han aumentado los casos. Son más comunes en las ciudades que en la zona rural. En la ciudad, el 80 por ciento ocurre dentro de la casa habitación, en el dormitorio y el baño; luego le sigue en las azoteas de los edificios y las plazas públicas.
Los suicidios que ocurren en el área rural están relacionados con el maltrato y la ausencia de distractores sociales. Los jóvenes tienen que utilizar toda su capacidad imaginativa para distraerse.
Las situaciones que detonan los suicidios en los adultos tienen que ver con los problemas económicos, de pareja, con la familia, con el cuidado de los hijos. Y en los adultos mayores, están relacionadas con la aparición de enfermedades incapacitantes y dolorosas, con los procesos de jubilación, desempleo o la pérdida del cónyuge.
Capacidad de adaptación
Ante nuevas condiciones socioculturales y del medio ambiente, así como los nuevos paradigmas en materia de salud, es necesario tener capacidad de adaptación, dice Gutiérrez.
“Es importante no esperar que escalen los problemas. Buscar atención psicológica o psico orientación familiar. Saber manejar técnicas de relajación muscular profunda. Tomar cursos, talleres virtuales que fomenten la salud mental. Buscar técnicas recreativas y actividades al aire libre”.
La creatividad es fundamental, dice el experto, si una familia no puede ir al cine pueden improvisar en la casa esa experiencia; por ejemplo: hacer las palomitas, tapar las ventanas para estar en la oscuridad.
Asimismo, buscar áreas seguras al aire libre donde la familia pueda convivir. Tener el hábito de preguntar a los hijos cómo se sienten para darles espacios de expresión de emociones y de comprensión, antes de interrumpirlos, regañarlos o exigirles.
En los espacios laborales, tratar de tener una actitud empática, lazos de cooperación, buena convivencia, y brindar apoyo a quien está pasando por una situación difícil. Así como flexibilizar las condiciones hacia los grupos vulnerables como son los adultos mayores, mujeres embarazadas, personas con hipertensión u obesidad.
Lo importante es que todos conozcan del tema y los factores que influyen a cometer suicidio para poder actuar a tiempo.
Quererte en casa
El fenómeno suicida es prevenible y en Jalisco se cuenta con un programa estatal de servicios profesionales para recibir acompañamiento efectivo. La Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), a través del Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme), presentó este mes de septiembre la campaña “No estás sola, no estás solo, estamos contigo” con la cual se refuerzan acciones de prevención del suicidio.
El programa Quererte en casa ofrece a la población información sobre cuidado personal, salud comunitaria, manejo de duelo, manejo emocional, actividades contra el estrés y prevención del suicidio.
El programa explica que, si se detecta que una persona o familiar muestra cambios en el comportamiento, se aísla, manifiesta quejas físicas inespecíficas, si refiere a no encontrar sentido a la vida; o se le ve triste, irritable, ansioso, intolerante o inquieto; es importante estar en comunicación con esa persona, mostrar empatía y manifestarle que no está sola.
Asimismo, solicitar apoyo a la línea de intervención en crisis, un servicio diseñado con un protocolo de atención para el fenómeno suicida. En los teléfonos 075 y 33 3833 3838 dan orientación gratuita los 365 días del año.