Los Bosques Tropicales Secos en Jalisco ocupan 507 mil 672 hectáreas, que representan el 6.33% del territorio estatal, y el 18.41% sólo tomando en cuenta la cobertura forestal del estado.
Este 26 de junio celebramos el Día Internacional de la Preservación de los Bosques Tropicales, pero, ¿qué es un bosque tropical?
Karina Aguilar, bióloga egresada del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), y especialista en los bosques y su fauna, explica que son ecosistemas que se encuentran en zonas de climas cálidos-húmedos, habitan en ellos un gran número de especies y su temperatura se mantienen en 27 grados centígrados, en promedio.
“En un mapa – a los bosques tropicales- los veríamos desde la mitad de México hasta mitad de Sudamérica. En la franja interior de África y una buena parte de Asia, India, Indonesia”, describe la bióloga, quien también se especializa en restauración ecológica de áreas naturales protegidas.
La característica básica de los bosques tropicales es que mantienen una temperatura promedio de 27 grados; sin embargo, en los últimos años y por el cambio climático, ha ido en aumento.
Su humedad es muy variable, a mayor saturación de rocío se les conoce como bosques o selvas tropicales perennifolios, es decir, que sus árboles conservan sus hojas todo el año. A menor humedad, se les llama bosques tropicales secos o caducifolios, pues su arbolada pierde sus hojas.
La especialista considera que los jaliscienses son muy afortunados pues su territorio posee ambos tipos de bosque y esto se debe a que habitamos en regiones neo-árticas y neo-tropicales.
“La confluencia de esas dos zonas justamente está en Jalisco. La vemos, por ejemplo, en el bosque La Primavera donde hay tanto especies tropicales en flora y fauna, hasta neo-árticas con pinos y encinos. Es una mezcla muy interesante. En la costa hay bosques tropicales y selva, y en Ciudad Guzmán vemos bosques tropicales secos. El bosque tropical seco es el que más abunda en nuestro estado. Un ejemplo lo vemos en la Barranca de Huentitán”, explica Aguilar.
Los bosques tropicales secos sobreviven por largos periodos de tiempo a la ausencia de lluvia. Al subsistir con cantidades de agua restringidas adoptan estrategias que les permiten reducir la pérdida de ese elemento en el calor o en el frío intenso.
De acuerdo al Instituto de Ecología A.C de México, muchas de las plantas de los bosques secos son espinosas y con hojas pequeñas que pierden durante la temporada seca, lo que representa una excelente forma para reducir el área de evapotranspiración y por lo tanto la pérdida de agua.
De acuerdo a la Serie VI INEGI de uso de suelo y vegetación, los bosques tropicales secos en Jalisco ocupan 507 mil 672 hectáreas que representan el 6.33% del territorio, y el 18.41% sólo tomando en cuenta la cobertura forestal del estado.
Karina Aguilar, quien también se encarga del centro de Educación y Cultura Ambiental de la Red de Bosques Urbanos, detalla que los bosques tropicales secos son muy resilientes a los cambios de temperatura, pero no lo son a la deforestación ni a la urbanización.
“La deforestación ha sido su amenaza principal. Ejemplo de ello, son los cambios de uso de suelo para la ganadería y para la siembra de productos de exportación como moras y aguacate”, indica.
Además, los bosques tropicales secos o caducifolio son poco carismáticos y apreciados por la población, debido a que no conservan sus hojas todo el tiempo y a pesar de los grandes beneficios que aportan al medio ambiente y a la comunidad.
De ellos no solo obtenemos diversos productos y alimentos, también son sinónimo de salud porque limpian el aire; son fábricas de agua; detienen deslaves; son reguladores del clima y son hábitat de fauna como reptiles, mamíferos y aves. Al tirar sus hojas las reintegran al suelo para nutrirlo.
“Si a un dueño de una parcela se le presenta la oportunidad de hacer cambios de uso de suelo lo hacen, porque le tienen menos respeto a estos ecosistemas. Lo cambian por cantidades de dinero y siembran monocultivos como el del aguacate”.
La especialista recomienda ser más sensibles y curiosos, tener más conciencia de nuestros ecosistemas, informarnos de dónde vienen nuestros productos; estar al tanto sobre qué tipo de monocultivos afectan los bosques y regular nuestro consumo de agua. “Si conservamos nuestros bosques tendremos mejores temperaturas, aire, agua, alimentos, en pocas palabras mejor calidad de vida”, reflexiona.