Este 30 de junio se celebró el Día Mundial de las Redes Sociales. En Jalisco, más de un millón de personas utilizan las redes para comunicarse. Paola González, docente y asesora en la UdeG explica sobre el uso responsable y ético que debemos tener de ellas.
El Día Mundial de las Redes Sociales se celebra el 30 de junio de cada año, desde el 2010. El objetivo es recalcar que éstas son una herramienta que permite una mejor y mayor comunicación, y que representan una ventana a la información y entretenimiento.
En Jalisco, en 2020 había un millón 147 mil 759 usuarios de teléfonos inteligentes que instalaron aplicaciones en sus dispositivos para acceder a redes sociales.
De acuerdo con un análisis que nuestro instituto realizó de los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), estos representaban el 50.8% de los usuarios de teléfono celular de 6 años y más, explica nuestro instituto al analizar los datos de la .
Paola González Camacho, docente y asesora del Diplomado en Marketing Digital, que se imparte en Educación Continua de UDGVirtual, explica que usar las redes sociales traen múltiples beneficios; sin embargo, su mal uso puede perjudicar las relaciones personales, y hasta provocar enfermedades físicas y emocionales.
La experta indica que en su aspecto positivo permite una conexión a nivel mundial, tener más amigos, ser más críticos, provocar movimientos sociales, lograr comunicación al instante, posicionar marcas, y hasta vender más productos y servicios.
“Por ejemplo, en estos tiempos de pandemia ha sido posible continuar relacionándonos con nuestros familiares, amigos, maestros y estudiantes gracias a la conectividad. Además, tenemos una comunicación instantánea, pues es muy fácil mandar un twitter, whatsApp, un telegram o inbox”.
A través de las redes también ha sido posible dar nuestra opinión. “Se han creado movimientos sociales, por ejemplo, se ha escuchado más lo que tienen que decir los movimientos feministas o familiares de desaparecidos. Estas denuncias tienen mayor alcance cuando se hacen virales”.
No sólo eso, facilitan la vida de las personas, pues es posible conocer de manera instantánea sobre el tráfico de la ciudad, sobre accidentes, lluvias o atascos en la carretera.
Vender un producto o un servicio ha sido más sencillo con las redes sociales. “Antes era casi imposible vender si no tenías un local establecido o dinero suficiente para pagar una renta. Ahora, con sólo abrir una red social ya se tiene un escaparate digital para la promoción de productos y servicios”.
Otro beneficio, dice la especialista, ha sido la ampliación de los negocios y la marca personal, “pues se estrechan y crean nuevos vínculos, porque es posible estar más en contacto con clientes, seguidores o personas que podrían anexarse a nuestra vida profesional”.
También dan la posibilidad de generar una reputación online lanzando promociones, concursos, hasta compartiendo contenidos en el blog. “Ya no necesitamos pagar anuncios costosos en televisión o radio, con sólo subir contenidos ganamos espacios utilizando vídeos, memes, imágenes, GIF”.
Para González Camacho, el uso irresponsable de las redes nos coloca en un punto de mayor vulnerabilidad, y nos puede provocar desde decepciones, pérdida de dinero, daños a la integridad, depresión, hasta adicción, irritabilidad, trastornos de sueño, y sobrepeso.
“El uso de las redes sociales debe tener un punto de equilibrio”. Por ejemplo, se requiere comprobar si la información que publicamos es fidedigna, para no provocar malentendidos o desinformación.
Además, su mal uso puede perjudicar las relaciones personales. “Muchas personas pasan gran parte del día viendo el celular y olvidan hacer caso a su pareja, a su familia, o a sus amigos. Están más atentos a tomar una fotografía para publicarla en una plataforma que conversar o saber sobre quienes están a su alrededor”.
También pueden causar estrés y ansiedad, pues hay quienes usan las redes sociales para mentir, extorsionar o aprovecharse de los otros, incitándolos a retos que pueden resultar nocivos. Generan la necesidad de estar pendiente a la aprobación social. “Si no le ponen likes a la publicación, sucede que se deprimen o se sienten mal porque creen que no gustó su contenido”.
El exceso de filtros es una negación de la propia personalidad. “El problema es que se pueden exagerar las bondades de las personas y hasta de los productos, y a la hora de ver la realidad resulta que no es cierta”.
Las personas que pasan horas y horas en el celular se privan de hacer otras actividades: caminar, leer, ir a un museo, visitar a la familia o amigos. Ese sedentarismo y aislamiento puede provocar sobrepeso, daños en el sistema nervioso como fatiga, trastornos del sueño, tensión ocular, pérdida de memoria, dolores en el cuello o espalda; irritabilidad, ansiedad y depresión.
Para usar las redes sociales de manera responsable, la académica recomendó no hacer citas a ciegas; verse en lugares públicos; respetar la privacidad de familiares y amigos pidiéndoles permiso de subir fotografías; evitar subir fotos de niños, y tener un perfil profesional público y otro personal privado.
“Para el perfil personal, es necesario colocar todos los candados posibles. Pensar muy bien qué contenido publicar. No dar nuestra ubicación. Aceptar sólo a personas que conozcamos e investigar si las personas que nos contactan son reales, y aun así estamos en riesgo de estafas, y extorsiones”.
La académica Paola González concluye que las redes sociales son magníficas, sin embargo, es necesario utilizarlas con ética, y tener claro el propósito por el cual las usamos a fin de no perjudicar a los demás, o a nosotros mismos.