Luis Raúl Rodríguez Reyes, doctor en Economía e investigador del ITESO, explica que el Indicador de Confianza del Consumidor Jalisciense (ICCJ) es una práctica creativa, rigurosa, y muy oportuna; esencial para la toma decisiones tanto de empresas como del gobierno.
El Indicador de Confianza del Consumidor Jalisciense (ICCJ) es un estudio que realiza la Dirección de Información Estadística Económica y Financiera de nuestro Instituto con el fin de medir el optimismo o pesimismo de los consumidores.
Este indicador es fundamental para que empresas, sociedad y gobierno puedan anticiparse en la toma de decisiones, explica Mireya Pasillas Torres, directora del área a cargo del estudio.
“Por ejemplo, si la expectativa económica es positiva, es posible que las personas gasten o consuman más; y las empresas podrían anticiparse y decidir aumentar su producción para cubrir la posible mayor demanda de bienes y servicios”, explica Pasillas Torres.
La generación de Indicadores de este tipo es una práctica que se realiza en la mayoría de los países. En México, lo hace el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y proporciona el promedio nacional de lo que esperan los mexicanos sobre su situación financiera y de la economía en general.
El indicador generado por el IIEG es el primero en su tipo a nivel nacional. Ya que se realiza específicamente para un estado.. Ya que los consumidores se comportan de manera diferente, explica Pasillas.
“Por ejemplo, las consecuencias económicas de la pandemia fueron distintas en Quintana Roo por ser un lugar de turismo de playa a otros lugares de México. Por ello, los indicadores económicos tienden a presentarse de manera diversa y a tener consecuencias distintas en la economía familiar, y al contar con un indicador local se tiene una idea más precisa de lo que sucede en Jalisco”, detalla la maestra en Política Pública Financiera.
En febrero de 2020 se calculó el primer ICCJ y desde esa fecha se presenta el primer viernes de cada mes. Para ello, se levanta una encuesta telefónica aleatoria en 600 hogares de Jalisco, donde se hacen cinco preguntas para medir la percepción:
Las respuestas se ponderan para generar un resultado numérico.
“La ventaja es que incluimos preguntas adicionales de coyuntura que permiten medir otro tipo de variables”, explica Pasillas. “Por ejemplo, preguntamos sobre el comportamiento de los precios como el de la renta, tortilla, pollo y huevo que permiten captar si las personas están percibiendo aumento de los costos”.
La ventaja de un indicador local
Luis Raúl Rodríguez Reyes, doctor en Economía y profesor investigador del ITESO, considera que el Indicador de Confianza del Consumidor Jalisciense (ICCJ) es una práctica creativa, rigurosa y muy oportuna, que ofrece además un valor agregado, al manejar datos abiertos para análisis posteriores.
“Es un trabajo muy preciso, que toma una excelente muestra y estadísticamente es impecable”.
El especialista explica que este tipo de indicadores locales dan una mayor precisión, pues al ser un país tan grande y diverso, el indicador nacional no alcanza a dar esa visión cercana de lo que está pasando en Jalisco.
El ICCJ da contexto y es oportuno. “Este último indicador de septiembre que publicó el IIEG, ofrece datos de agosto. Cuando muchos otros indicadores llevan hasta 5 meses de retraso, por ello, el ICCJ se vuelve indispensable para quienes toman decisiones como empresas y gobierno”.
Además, es un indicador transparente al publicar su base de datos. “Eso da mucha confianza en la información que generan. La verdad, han hecho un trabajo extraordinario”.
Los datos del IICJ de agosto
Mireya Pasillas explica que en ese último ICCJ, el de agosto de 2021, se muestra que, en julio, todos los subíndices que componen el ICCJ disminuyeron, lo que ocasionó una caída más fuerte de -4.19 puntos.
En agosto, el indicador disminuyó en menor proporción, en 0.43 puntos; dos de los subíndices subieron lo cual refleja una mejora en la percepción de la economía familiar. Los subíndices que subieron fueron, primero, el de la percepción económica de los miembros del hogar comparada con la que tenían hace doce meses, y el segundo se refiere a las posibilidades económicas para comprar muebles, televisores u otros aparatos electrodomésticos. El indicador global disminuyó porque la percepción futura (dentro de 12 meses) de la economía familiar como la de Jalisco bajó.
Mireya Pasillas explica que los consumidores para los próximos doce meses se manifiestan más cautelosos. “Cuando les preguntamos cómo consideran que será la situación económica de los miembros del hogar en un año, solo para el 1.4% será mucho mejor y para el 37.3% mejor. El 26.6% mencionó que seguirá igual, y para el 34.7% será peor o mucho peor”.
Con relación a lo que esperan que será la economía de Jalisco dentro de un año, el 1.6% dijo que estará mucho mejor, y mejor el 37.1%. Los que consideran que se mantendrá igual es el 27.4% de los hogares encuestados. Los que refirieron que será peor fue el 28.3% y mucho peor lo mencionaron el 5.6% de los hogares.
Por su parte, Rodríguez Reyes destaca que la tercera ola de COVID se reflejó en el ICCJ de 2021, pues afectó el ánimo de los consumidores locales.
El investigador detalla que, si se analiza la norma no agrícola o ADP Non Farm Employment Change, el indicador más importante de Estados Unidos también muestra una baja en el ánimo de los consumidores.
“Hay una consistencia de cómo afecta la tercera ola del COVID, y eso te da elementos para entender las consecuencias de la pandemia”, destaca.
“La situación económica de Jalisco comparada con hace 12 meses se percibe mejor a pesar de la tercera ola del COVID. Pero comparado para los próximos 12 meses la perspectiva es muy negativa”.
Por ello, considera necesario fomentar la inversión productiva para los próximos cinco años y programas compensatorios focalizados a poblaciones vulnerables para afrontar las necesidades a corto plazo.
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