Economista, dibujante, lectora, mamá, maratonista y con una gran fascinación por la arquitectura, Francia quien labora en el área de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia explica que si cada persona fuera más afectiva y empática sería más fácil resolver las grandes problemáticas sociales.
La sociedad actual es muy egoísta, se percibe de manera individual y muchas veces sólo trabaja por sus beneficios personales. “Tiene ojos para sus propios intereses y no siempre se cuestiona si sus acciones afectan a terceros”, comenta Francia Edith Jiménez González.
“La gente es egoísta pero creo que de manera inconsciente. Si tuviera un poco de conciencia sería más empática. Por ejemplo, con la pandemia, me he dado cuenta que vivíamos muy deprisa, que no nos dábamos cuenta si afectábamos a los demás. No valorábamos la amistad o tener cerca a nuestros padres. Pero, cuando nos detenemos, hacemos conciencia de que estamos haciendo mal”, dice la economista.
Indica que al ser más empáticos y vivir sin tanta prisa podremos influir de manera positiva en el entorno.
Francia, lleva su nombre debido a que su mamá le gusta mucho ese país europeo. Ella nació el 12 de octubre de 1981. Es la mayor de tres hermanos. Un tiempo vivió en Estados Unidos, en California, donde cursó dos años de primaria.
En la secundaria y preparatoria, Francia empezó a sentir encanto por el dibujo; por crear planos con estilógrafos y por usar las gamas de colores. Estaba convencida que sería arquitecta.
“Soy muy buena dibujando, algunos de mis dibujos los enmarqué y los tengo en mi casa. Recuerdo que cuando estaba por hacer trámites a arquitectura, mi papá me hizo cuestionarme sobre si me convendría elegir esa carrera. Yo creo que él pensaba que para una mujer era difícil abrirse camino en esa rama.
Después de esas dudas quise ingresar a Mercadotecnia y al final me quedé en Economía donde me gustó la parte social e histórica, saber más sobre el pensamiento de los grandes economistas como Adam Smith, Karl Marx, Marshall, Pareto, Taussing, Fisher, Mitchell y Keynes. Aunque siempre me quedó la espinita de la arquitectura”.
Francia estudió en la Universidad de Guadalajara. Hizo su servicio social en el Consejo Estatal de Población (COEPO) y en la Secretaría de Economía, lugar donde se quedó a laborar en el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados. Ahí analizaba la variación de los precios de frutas, verduras y ganado con información que proporcionaban los mercados de Abastos; el Felipe Ángeles y los rastros municipales.
Después fue ejecutiva de cuenta en un banco donde estuvo seis años. Un día sin esperarlo recibió una llamada del COEPO para invitarla -otra vez- a formar parte de su equipo. “Aunque yo estaba muy a gusto en la iniciativa privada, siempre me llamó la atención el gobierno y fui a la entrevista.
En el COEPO analizó datos, elaboró boletines y fichas técnicas sobre vivienda y salud. Cuando el COEPO, el Sistema Estatal de Información Jalisco (SEIJAL) y el Instituto de Información Territorial (IITEJ) se fusionaron para crear el IIEG, ella se integró a la unidad de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia.
Lo difícil fue encontrar fuentes adecuadas de información para ofrecer datos a la sociedad con un lenguaje apropiado, pues los temas de seguridad resultan muy sensibles, comenta Francia. “Es muy gratificante, vencer obstáculos y obtener la información precisa para mostrarla a la gente y que así se tomen mejores decisiones, medidas y se corrijan las fallas”.
Para Francia, la buena imagen que ha dejado en cada trabajo significa un logro en su vida. “He recibido buenos comentarios, porque me gusta trabajar en equipo, soy buena compañera y tengo buena cara para todos”.
Se considera una persona sincera, risueña, buena amiga, que sabe dar consejos y guardar secretos, que le gusta conversar y disfrutar cada momento del presente sin engancharse en el pasado. Le gustan las personas auténticas que ofrezcan críticas constructivas, que sean felices y no afecten a los demás.
Se divierte mucho al pasear a su perro, al colorear y leer. Recuerda que la novela de Cien Años de Soledad del escritor Gabriel García Márquez fue la obra que la inició a la lectura con más entusiasmo. Pues le encantó su narrativa, el manejo del tiempo y del espacio, por su lenguaje natural y descriptivo.
Correr, es algo que también disfruta mucho. Por más de una década se ha entrenado para participar en medios maratones (21 kilómetros). Para ella, este deporte representa disciplina y experimenta mucho placer al llegar a la meta. Estos gustos los ha pausado por la cuarentena, y por llegada de Samuel, su bebé de 4 meses. “Estoy disfrutando mucho la parte de la maternidad”.
Espera que el confinamiento nos deje aprendizajes. Que las personas seamos más afectivas luego de comprender que la vida puede irse en instantes. “Lo importante es que logremos adaptarnos y permanecer felices, porque si no, habrá muchas frustraciones”.