Ensayo.
Yirah Alejandra Barraza Guevara,
Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco
Introducción
La dinámica de crecimiento urbano en México en las últimas décadas ha traído consigo una inminente reconfiguración del territorio en el que el fenómeno metropolitano ha sido protagonista. Se estima que el 84.5 por ciento de la población urbana del país, radica en alguna de las 74 zonas metropolitanas que para el 2018 identificaba el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU)1. Para otros países el cambio de escala y forma de las ciudades ha permitido optimizar los recursos y lograr una mayor competitividad internacional; en el caso mexicano, no siempre ha sucedido así, ya que la expansión urbana también ha incrementado las asimetrías en la distribución de recursos y ha tenido un impacto en los procesos sociales, económicos y ambientales del país.
Lo anterior ha sido motivo para que la materia urbana y particularmente metropolitana, sea ya un elemento básico en las agendas públicas de muchos países, incluido México; de ahí que resulta fundamental su estudio, y el contar con un marco de referencia en la medición de este fenómeno.
El caso Jalisciense destaca en el país por ser uno de los más avanzados en materia metropolitana, debido a que cuenta con una ley estatal en cuestión2 que ha permitido dar certeza a las administraciones públicas, al dotarlos de instrumentos de gestión y coordinación de estas áreas; sin embargo, una situación que se ha dejado de lado es la identificación de este fenómeno con herramientas, que permitan reconocerlo y posteriormente evaluarlo.
En este documento partimos de la premisa que lo metropolitano no es en sí mismo homogéneo, por el contrario, su origen y procesos son particularmente desiguales, de ahí la importancia de abordar una discusión que nos permita reconocer estas distinciones como se verá en primera instancia; y en un segundo momento, describir el proceso para la integración de un Sistema de Indicadores Urbanos para el Estado de Jalisco propuesto desde el Instituto de Información Estadística y Geográfica.
De lo Metropolitano
La urbanización en México ha sido explicada como resultado de los procesos económicos que detonó la industrialización del siglo XIX, y que trajo consigo “una continua transferencia de recursos de las actividades primarias a las secundarias y terciarias, lo cual implica un movimiento de población de la agricultura a las manufacturas y servicios (…)” (Unikel en SEDATU&CONAPO, 2019).
La dinámica urbana dio pie a una serie de conversiones sociales y económicas, en donde no solo se involucró a las mismas localidades, si no que generó una influencia a las comunidades circundantes, que con el tiempo se convirtieron en la fuerza de trabajo de estos núcleos principales, quedando sujetas a su crecimiento territorial y conformando nuevos conglomerados que más tarde conoceríamos como metrópolis. Para México ha sido difícil encontrar marcos legales y de planeación para atender adecuadamente el fenómeno metropolitano. Mientras que las dinámicas políticas, sociales y económicas no han conocido límites administrativos, el país ha tardado en encontrar el reconocimiento para ello y mucho más, en crear instrumentos adecuados para su desarrollo.
Es el mismo Consejo Nacional de Población quien, con base en la información censal, ha realizado el trabajo de clasificación de los asentamientos humanos de manera oficial en el país desde hace un par de décadas. En él se establecen las características físicas y sociodemográficas, así como su rango en la escala nacional. Este instrumento a manera de diagnóstico, ha permitido dictar las políticas de desarrollo nacional, y para el caso particular de las zonas metropolitanas, otorgar recursos económicos para el financiamiento de proyectos de infraestructura en dicha escala.
Para la última edición del Sistema Urbano Nacional (SUN), se identificaron un total de 401 ciudades, de las cuales 74 fueron zonas metropolitanas, 132 conurbaciones y 195 centros urbanos, estimando que en ellas residen 74.2 por ciento de la población nacional3.
Si bien, este documento resulta “un ejercicio de vital importancia para la generación de información de diversa índole, la toma de decisiones y la planeación de las tareas, programas e inversiones emprendidas por los distintos agentes sociales, políticos y económicos4”, no podemos dejar de lado el reto que representa entender la complejidad de cada urbe.
Las áreas metropolitanas en particular, como menciona Orellana (2016): “son una aproximación al ámbito de interacción de las ciudades, por lo tanto, sus impactos son multiescalares y no en todos los ámbitos se expresan de la misma forma”; es decir, las metrópolis pueden ser reconocidas de forma distinta, en tanto consideremos las condicionantes sociales, históricas, económicas o políticas de las mismas.
Como podemos reafirmar con Iracheta (2016), “lo metropolitano, desde lo conceptual y lo práctico, no ha sido resuelto en el mundo porque predomina su carácter casuístico y el reconocimiento de cada metrópoli es peculiar y única”. El vacío de comprensión de estas características particulares da pie a lo que desde el Instituto de Información Estadística y Geográfica (IIEG) pretendemos realizar: el Sistema de Indicadores Urbanos para el Estado de Jalisco.
Las Metrópolis en el caso Jalisciense
En Jalisco, el 77% de la población es urbana5, de esta, el 67.4 por ciento radica en alguna de las 3 zonas metropolitanas reconocidas por CONAPO (Guadalajara, Ocotlán y Puerto Vallarta)6. Tan solo la Zona Metropolitana de Guadalajara mantiene el 80.6 por ciento del valor agregado censal bruto7 y el 78 por cierto del empleo formal del total estatal8; por otro lado, las Zonas Metropolitanas de Puerto Vallarta y Ocotlán se caracterizan por ser polos de desarrollo turístico e industrial respectivamente. Esto les da características totalmente distintas entre sí, de manera que la gestión de las mismas deberá ser diferenciada en términos de sus vocacionamientos y capacidades, para lo que el reconocimiento de estos rasgos resulta fundamental.
Hasta el 2011 no existía en Jalisco ningún instrumento jurídico para el desarrollo metropolitano, fue con la creación de la Ley de Coordinación Metropolitana del Estado de Jalisco, que se dotó a los entes públicos con un documento para la declaración, conformación y funcionamiento de las metrópolis que sin duda, ha permitido dar mayor certidumbre a los municipios en materia de coordinación y gestión; sin embargo, la legislación no logra establecer un marco de seguimiento para el desarrollo de estas áreas, además presenta ciertas ambigüedades en los fundamentos y requisitos para la conformación o adhesión de municipios a las mismas, dejando aun vacíos en la materia.
La pertinencia entonces de definir un sistema de indicadores urbanos a nivel estatal radica en la necesidad que tienen las zonas metropolitanas del estado de mejorar sus procesos de planeación y gobernanza, de dimensionar el impacto regional que tienen, y de equilibrar la disparidad de recursos técnicos con los que cada una cuenta. Por otro lado, significa dotar de instrumentos al poder ejecutivo central para medir y evaluar la implementación de políticas regionales en el estado, tomando en cuenta que se estima que para el 2030 Jalisco tenga el mayor número de ciudades del país9.
El proyecto de Sistema de Indicadores Urbanos para el Estado de Jalisco se realizará mediante la contrastación de distintas metodologías, así como indicadores estratégicos que establecen organismos nacionales e internacionales10, encontrando los puntos de consenso para estar en posición de hacer una propuesta inicial sobre de indicadores que conformaría dicho sistema. En un ejercicio paralelo, se estará trabajando en lo que se llamaría, el Sistema Urbano Estatal, conformado por un conjunto de ciudades catalogadas a partir de criterios técnicos retomados de fuentes oficiales como INEGI y CONAPO.
Una vez obtenidos estos dos productos, se desagregarán los indicadores propuestos a la escala de ciudad definida en el sistema estatal, para posteriormente ser alimentados con los procesos técnicos que cada indicador requiera por parte de las cuatro unidades de información estadística del IIEG (económico financiera; sociodemográfica; geografía y medio ambiente; gobierno, seguridad y justicia) de manera que al final se pueda obtener un instrumento de caracterización, medición y seguimiento para las ciudades con énfasis especial en las zonas metropolitanas de Jalisco.
Conclusiones
El fenómeno metropolitano en México, ha adquirido relevancia, en tanto que es en estas urbes en donde se concentran los principales núcleos de población, así como el poder económico y político del país. A nivel local, Jalisco imita esta situación al concentrar casi el 65 por ciento de su población en tan solo 3 zonas metropolitanas reconocidas por los organismos oficiales; a pesar de ser uno de los estados con mayor avance en materia de planeación y gestión metropolitana, el desarrollo de estas se ha dado de manera dispar, debido a que cuentan con procesos físicos, sociales y económicos totalmente desiguales.
Hablar de estas diferencias implica reconocer también la necesidad de realizar esfuerzos para acotar la brecha de estas zonas en materia de recursos técnicos que faciliten su gobernanza.
El trabajo que desde el Instituto de Información Estadística y Geográfica se realiza tiene como objetivo brindar un instrumento de medición y seguimiento de las características principales del sistema de ciudades del estado de Jalisco, particularmente en sus zonas metropolitanas, y permitir así la toma de decisión y la aplicación de políticas públicas para su gestión.
Este trabajo no deberá ser proyectado de manera unilateral ni permanente, debido a que los fenómenos urbanos son por naturaleza dinámicos, y los indicadores que compongan el sistema tendrán que estar en revisión periódica, al igual que el sistema de ciudades que para este fin se proponga.
Referencias
Consejo Nacional de Población (2018). Sistema Urbano Nacional. Páginas 7 a 34.
González, S. & Larralde, A. (2019). La forma urbana actual de las zonas metropolitanas en México: indicadores y dimensiones morfológicas. Estudios demográficos y urbanos. Vol. 34. Páginas 11 a 4.
Iracheta, A. (2016). Metrópolis y Gobernanza. Ciudad de México: Siglo Veintiuno Editores.
Kunz, I. (2016). Planeación Metropolitana. Ciudad de México: Siglo Veintiuno Editores.
Orellana, A. (2016). Metrópolis y Gobernanza. Ciudad de México: Siglo Veintiuno Editores.
Pérez, D. (2013). Las Zonas Metropolitanas de México. Estructuración Urbana, Gobierno y Gobernanza. México D. F: Universidad Autónoma Metropolitana.
Unikel en [SEDATU] Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano & [CONAPO] Consejo Nacional de Población. Sistema Urbano Nacional.
Notas
1 De acuerdo a SEDATU & CONAPO, 2018. Sistema Urbano Nacional.pp.27.
2 Ley de Coordinación Metropolitana del Estado de Jalisco
3 De acuerdo a SEDATU & CONAPO, 2018. Sistema Urbano Nacional, p.p.27.
4 SEDATU & CONAPO, 2018. Sistema Urbano Nacional.
5 Cálculos propios, con datos del Conteo de Población y Vivienda, INEGI 2015.
6 Cálculos propios, con datos del Conteo de Población y Vivienda, INEGI 2015.
7 Elaborado por el Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco, en base a datos de Censos Económicos 2014, INEGI.
8 Elaborado por el Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco, en base a datos del IMSS, 2019.
9 Según SEDATU&CONAPO, 2018, p.p. 34.
10 Ejemplos: Objetivos de Desarrollo Sostenible, Catalogo Nacional de Indicadores INEGI, Índice de Ciudades Prósperas, entre otros.