Este 14 de febrero, Guadalajara conmemora sus 479 años desde su fundación. El doctor Efraín Franco Frías, de la Universidad de Guadalajara, reflexiona sobre los mitos que se han generado en torno a la ciudad.
La historia nos cuenta que Guadalajara tuvo tres asientos antes de establecerse en su sitio actual.
Zacatecas, fue el primero. En 1530 Nuño Beltrán de Guzmán acompañado por 500 soldados españoles y 15 mil mexicas, entró por La Barca rumbo a Tonallan. En su recorrido derrotó a los caciques de la región, desde Michoacán hasta Zacatecas, fundando un asentamiento que le sirviera como fuerte.
En 1532 fundó Guadalajara en lo que hoy es Nochistlán, Zacatecas. El sitio fue nombrado así en honor a la ciudad española del mismo nombre, misma de la que Nuño de Guzmán era originario.
Los conquistadores creían que este parecía ser el lugar ideal para crear una ciudad, con buen clima, tierra y bellezas naturales, pero ellos no eran los únicos que lo creían. Fueron los caxcanes y zacatecos los que impidieron la consolidación del asentamiento.
Un año después de Nochistlán, Guadalajara fue movida a la zona de Tonalá, donde permanecería durante aproximadamente dos años.
En 1535 Guadalajara cambió de domicilio a Tlacotán, lo que hoy es Ixtlahuacán del Río, aquí la ciudad era constantemente atacada por los indígenas. Después de una agresión muy fuerte volvió a cambiar de asentamiento.
En 1931 la capital de Jalisco recibió el título de ciudad y un escudo de armas por Carlos I de España.
Se llama Guadalajara por la ciudad española del mismo nombre, de la que Nuño Guzmán era originario. La palabra Guadalajara, proviene del vocablo árabe “Wad-al-hidjara”, que significa “río que corre entre piedras”.
Ixtlahuacán del Río aún conserva las ruinas de lo que fue la tercera Guadalajara, aquí podemos encontrar un retablo estípite del siglo XVI, que fusiona elementos indígenas y católicos.
Cristóbal de Oñate, gobernador de Nueva Galicia, convocó a sesión de Cabildo para emigrar al sur de la barranca. Ninguno llegaba a algún acuerdo ya que pensaban que a Nuño de Guzmán no le parecería un cambio más a la ciudad.
Según algunas versiones, doña Beatriz Hernández irrumpió en una de esas discusiones y se enfrentó a los indecisos asistentes con la conocida frase: “El rey es mi gallo, yo soy de parecer que nos pasemos al Valle de Atemajac y si otra cosa se hace será en deservicio de Dios y del rey, y lo demás es mostrar cobardía. ¿Qué nos ha de hacer Guzmán pues él ha sido la causa de los trances en que ha andado esta villa?” Después de un silencio, el gobernador ordenó que fuera como decía doña Beatriz.
Finalmente, el 14 de febrero de 1542, 63 peninsulares jefes de familia fundaron la cuarta y definitiva ciudad de Guadalajara cerca del río San Juan de Dios, parte trasera del Teatro Degollado.
Hablar cantadito
El doctor e investigador indica que las distinciones para los tapatíos no es a nivel gramatical, sino a nivel fonética y por ciertas expresiones que se usan al hablar.
“Las personas de otras partes de la República nos identifican inmediatamente por nuestro ritmo y tono de hablar, así como nosotros detectamos a quienes viven en la Ciudad de México por el tono muy peculiar que deja ver el sustrato nahua, mientras que en Yucatán y en el sureste se escucha un tono apegado al maya, que le va a dar un tono como telegráfico”.
Detalla que en la actualidad las juventudes tapatías se han vuelto más cosmopolitas, las expresiones son más democráticas y utilizadas por varias tribus urbanas, como: “¿qué onda? Güey”.
El doctor Efraín reflexiona que Guadalajara está creada en un mito que se fundamenta en estereotipos, prototipos y arquetipos. La realidad es que la urbe es producto del mestizaje. “Es importante no alimentar mitos para tener una ciudad sana con una buena planeación en el ámbito educativo, cultural y en nuestros imaginarios”.
¿Tapatío?
Se entiende por tapatío al nacido en la ciudad de Guadalajara.
Franco Frías explica que hay varias versiones sobre el origen de esta palabra. “La más socorrida es la que se define por una versión etimológica del náhuatl tapatiotl, que significaría “que vale por tres”, es decir, por tres pequeños costales (posiblemente llenos de cacao) que servían como moneda”.
Existe otra versión, la cual dice que los vendedores al instalar de manera irregular sus productos en las plazas públicas, gritaban tapa-tío, – como decir, cubre los productos, tío (expresión española) cuando venían los recaudadores.
Otra versión es que tapatío era una especie de sevillana que se hacía en la época colonial por el área de Sayula y por extensión se les empezó a llamar tapatíos a las personas que vivían en zona de donde se usaba este manto.
Aunque la versión mercantil es la más acertada.