Este año se cumplen 200 años de la consumación de la Independencia de México. El investigador Alejandro Quezada nos explica qué sucedió en Guadalajara, capital de la Nueva Galicia, durante este evento histórico; desde el paso de Miguel Hidalgo por el territorio hasta la resistencia de los indígenas cocas en Mezcala.
Alejandro Quezada, profesor del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, cuenta que la región de la Nueva Galicia (hoy territorio de Jalisco, Nayarit y Colima) fue clave para lograr la Independencia de México. Su tradición política y sus ideas encaminadas a la libertad fueron esenciales para consumar la liberación de nuestro país.
Para conocer el contexto de este suceso, el doctor en Historia Iberoamericana, nos comparte algunos detalles de las circunstancias que desencadenaron la liberación. Relata que en España el gobierno vivía una situación política adversa que repercutió en América.
“De 1808 a 1814, los españoles estaban viviendo la guerra de independencia contra los franceses. Querían independizarse de José Bonaparte, hermano de Napoleón, y en la América, que dependía de la corona española, también hubo una reacción a esa situación”.
El investigador dice que los problemas se agravaron cuando se establecieron las Cortes de Cádiz, es decir, la Asamblea Constituyente Española y la Junta de Sevilla, un órgano que reunió los poderes Ejecutivo y Legislativo y que además preveía que, en ausencia del rey, la América española debía ser gobernada por españoles originarios sin tomar en cuenta a los criollos.
“Francisco Primo de Verdad y Ramos, originario de Santa María de los Lagos (ahora Lagos de Moreno), era síndico del Ayuntamiento de la Ciudad de México y, al igual que el virrey José Joaquín Vicente de Iturrigaray, no querían depender de la Junta de Sevilla.
“Sin embargo, el arzobispo de México, Francisco Javier de Lizama, junto con el terrateniente Gabriel Yermo, estaban a favor de los españoles y le solicitaron al país peninsular tener mayor poder para encarcelar al virrey Iturrigaray y a todos aquellos que lo apoyaban, incluido Francisco de Verdad y Ramos, a quien encontraron muerto en su celda. Se cree que fue envenenado. Primo de Verdad, originario de esta región, fue uno de los precursores de lo que iba a ser después la independencia de nuestro país”.
Quezada, maestro en Historia de México, recalca que en ese momento todavía no había un deseo independentista, más bien era una aspiración autonomista.
“La autonomía y la independencia eran dos conceptos muy distintos. Para los nuevos hispanos, la autonomía era tener voz y voto en las decisiones de su propio territorio y que no sólo las decisiones las tomaran los españoles, pero esa idea no contemplaba la independencia de España”.
Hidalgo y su deseo de llegar a San Juan de los Lagos
En 1810, Miguel Hidalgo y Costilla y sus seguidores del Ejército Insurgente, querían dar el grito en la Feria de San Juan de los Lagos. La razón era porque en ese lugar se congregaba mucha gente de la Nueva Galicia, quienes asistían al lugar para rendirle culto a la Virgen que se encuentra en ese lugar, cuya advocación es a la Inmaculada Concepción, aunque es cononcida popularmente como la Virgen de San Juan de los Lagos.
Sin embargo, Josefa Ortiz de Domínguez, mujer insurgente, al darse cuenta de que los realistas (el gobierno) ya los habían interceptado, le avisa a Hidalgo, y es cuando él y sus allegados se ven obligado a acelerar el proceso y dar el Grito en Dolores (en Guanajuato), un pueblo pequeño que en ese entonces estaba habitado por pocas personas.
Hidalgo dice: “¡Muera el mal Gobierno y viva Fernando Séptimo y la Virgen de Guadalupe!”. Quezada explica que la expresión el mal Gobierno es en referencia a la Junta de Sevilla, la cual indica que los criollos no pueden tener esta injerencia en las decisiones políticas y al Gobierno francés que se apoderó de España y de América.
“Mientras que la expresión Viva Fernando Séptimo, fue porque era el Rey que deseaban los criollos en ese momento y nombrar a la Virgen de Guadalupe era por ser un símbolo de unión de toda la Nueva España”.
El culto a la Virgen de Guadalupe surgió en 1531, pero fue hasta 1738 que cobró fuerza. La población creyó que la virgen detuvo la mortandad que provocó la epidemia de Matlazahuatl, una enfermedad que acabó con 3/4 partes de la población. Por ello, la virgen fue nombrada patrona de la Nueva España.
Quezada, indica que por fortuna “hoy se le llama Grito de Dolores y no de Independencia, porque en ese momento no había ningún grito de independencia, ya que la intención era autonomista”.
Hidalgo llega a Guadalajara
Luego de la masacre que ocurrió en Dolores, Guanajuato, entre el combate del Ejército Insurgente y el Ejército Realista (grupo que pertenecía al gobierno), y después de pasar por Valladolid (hoy Morelia, Michoacán), Miguel Hidalgo y Costilla llega a Guadalajara en diciembre de 1810, tres meses después que inició su movimiento.
“Estaba escapando de la persecución y su intención era arribar a la segunda ciudad más importante del virreinato: Guadalajara, un territorio muy importante político y económico”, explica el doctor Quezada.
Su estancia fue corta. Estuvo sólo tres meses, de diciembre de 1810 a febrero de 1811.
Los testimonios de la época señalan que el territorio de la Nueva Galicia era sustentable para casi 300 mil habitantes, pero al llegar Hidalgo con su ejército, la población casi se duplicó y comenzaron los problemas de escasez de comida.
La producción del campo no alcanzaba. También hubo inseguridad, pues los negocios de los españoles fueron saqueados y los niños peninsulares del seminario (hoy el Museo Regional) fueron asesinados. Se vivió un ambiente de mucho terror, dice el académico.
Al Ejército Insurgente, conformado por campesinos que tenían armas improvisadas y que no contaban con educación militar, se les llamó “Los Señores Diablos” por la crisis social y económica que se produjo en la ciudad luego de su llegada.
El general Félix María Calleja, experto en estrategia militar y quien comandaba al Ejército Realista, avanzó hacia la Nueva Galicia y obligó a Hidalgo a salir de Guadalajara. Lo derrotó, y en mayo de 1811 lo fusilaron en Chihuahua.
La isla de Mezcala
Eso sucedió con Hidalgo, pero José de la Cruz, gobernador de la Nueva Galicia, se encargó de replegar a los independentistas que quedaban. Los insurgentes se escondieron en la Isla de Mezcala, ubicada en el Lago de Chapala. Los pobladores de alrededor del lago les llevaban comida y agua, pero el gobernador, al darse cuenta de esto, mandó arrasar los campos para que los insurrectos murieran de hambre.
Los insurgentes, que en su mayoría eran indígenas “cocas”, resistieron a las emboscadas heroicamente hasta que fueron derrotados por el gobernador. Incluso unos prefirieron el suicidio antes de caer en manos del gobierno.
“Considero que realmente un ideal de independencia y no tanto de autonomía, nace de los pueblos indígenas. El ejemplo, sucedió aquí con los cocas, pues son los protagonistas de la resistencia”, reflexiona.
Otros grupos protagonistas de la independencia, fueron los pobladores de Los Altos que siguieron a Pedro Moreno; la población de la zona Valles, que siguió a José María Mercado, y la gente del sur, que siguió al Amo Torres.
Estos grupos representaron un verdadero dolor de cabeza para el gobierno. El problema es que Miguel Hidalgo desconocía el territorio y a la gente de aquí. Mientras que Amo Torres, Pedro Moreno y José María Mercado sabían de la geografía de la región y conocían a la gente, dice el investigador.
“De hecho, Santa María de los Lagos, hoy Lagos de Moreno, se llama así por Pedro Moreno; y Zacoalco de Torres lleva su nombre por el Amo Torres”.
Otro episodio interesante que sucedió en la Nueva Galicia a finales de 1810, cuando estuvo Hidalgo en este territorio, fue la abolición de la esclavitud. El doctor en Historia explica que la esclavitud era entendida como concepto de servidumbre, sin embargo, una vez libres, las personas, estaban acostumbradas a tener un patrón y regresaban con ellos porque no tenían otra manera de vivir.
Otro dato interesante es que empezó a publicarse “El Despertador Americano”, primer periódico de lo que era aún la Nueva España, con ideas insurgentes.
Durante 11 años, de 1810 a 1821, la ciudad de Guadalajara, capital de Nueva Galicia, no fue tomada más por los independentistas.
La raíz de la independencia
La Iglesia, uno de los grupos de mayor poder político, económico y social en ese momento, de manera general no estaba de acuerdo con el movimiento insurgente, algunos curas llegaban a señalar como desertores del Reino de España y de Jesucristo a los simpatizantes de este movimiento, algunos cometieron abusos; pero dentro de la multiplicidad de visiones, otros se mostraban simpatizantes de la causa.
Para 1815, el movimiento insurgente estaba muy decaído. La independencia se logró hasta que las élites y el alto clero estuvieron de acuerdo, porque a ellos les interesaba tener mayor poder en lo social y en lo político, explica el académico Quezada, experto en filosofía de la historia.
El independentismo lo vamos a encontrar hasta 1815. “El doctor Jaime Olvera habla de dos etapas de insurrección: de 1808 a 1814 cuando hay un deseo de autonomía. Y hasta 1815, cuando llega la etapa de la independencia, y esto debido a que las élites y la Iglesia se suman a ese deseo de autonomía al darse cuenta de que el Rey Fernando Séptimo tenía ideas absolutistas, sin buscar la independencia”.
Incluso, hasta de manera tardía se seguía pensado en la autonomía, pues en 1821 con los Tratados de Córdoba, el documento que acuerda la Independencia de México y la retirada de las tropas españolas firmado por el último virrey Juan O’Donojú, se decía: “México desea que venga un príncipe borbón a gobernar como rey”.
No sólo eso, el primer experimento político de México no significó un gobierno republicano, sino un gobierno monárquico con Agustín de Iturbide. Es hasta 1824, y tardíamente que se tiene la primera constitución política.
El ideal nace en Nueva Galicia
“El ideal independentista surge en la Nueva Galicia, más que en el centro de México”, dice el investigador Alejandro Quezada, “y viene por una tradición política, donde este territorio siempre se caracterizó por antagonizar con las decisiones que venían del centro”.
De todas las ciudades que hubo, durante 300 años de la Nueva España, sólo la Ciudad de México y Guadalajara fueron sedes del Obispado y de la Real Audiencia.
En Guadalajara, la capital de la Nueva Galicia, había un sentimiento de autonomía política, administrativa, económica y se enfrentaban a las ideas que venían de la Ciudad de México. La parte militar era lo único que tenía la Ciudad de México que destacaba de la Nueva Galicia. Guadalajara se entendía directamente con Madrid, detalla Quezada.
“La idea del federalismo surge aquí, en el Jalisco independiente. En 1824. El primer gobernador de Jalisco, Prisciliano Sánchez, escribió el Pacto de Anáhuac, un documento muy bello que argumenta los porqués de optar por una República federal. Convence a todos los diputados de otros Estados y votan porque México sea una República Federada. Por eso tenemos una calzada enorme que se llama Federalismo porque surge en Guadalajara. “Además, el hecho que la Independencia fuera declarada en San Pedro Tlaquepaque antes que en la Ciudad de México muestra que aquí había otros ideales”.
Nueva Galicia la primera independencia
El general Pedro Celestino Negrete declaró la independencia de la Nueva Galicia el 13 de junio de 1821, cuando se firmó el Plan de Iguala, en la casa 208 de la calle Independencia en San Pedro Tlaquepaque.
El general Celestino luego entró a Guadalajara, este 13 de junio cuando además, la Virgen de Zapopan recorría las distintas parroquias de la ciudad. El militar eligió esa fecha para evitar el derramamiento de sangre y le resultó, porque la población consideró que ese proceso pacífico fue gracias a la virgen.
De esta manera, Jalisco fue declarado independiente antes que el resto de México. “Estamos hablando que, hasta el 27 de septiembre de 1821, es cuando entra el Ejército Trigarante a la Ciudad de México”.
Para Quezada, aún faltan realidades históricas que hay que reconocer, entre ellas, la participación de los indígenas cocas que estuvieron en la isla de Mezcala, porque ellos fueron realmente quienes ejercieron una fuerte resistencia en la Nueva Galicia.
Considera que también es importante reconocer que los insurgentes de esta región ya buscaban independencia y no tanto una autonomía, como en el resto del país.
“La historiografía jalisciense debería de asomarse a revisar a otros personajes que no figuran su nombre en letras de oro dentro del Congreso del Estado. Por ejemplo, el papel de la mujer fue fundamental en los movimientos independentistas tanto en la comunicación como el traslado de armas, sin embargo, tienen un rol secundario en la historia.
“La única mujer que encontramos en los libros y que estuvo involucrada en el movimiento de independencia en Jalisco, fue Rita Pérez de Moreno, esposa de Pedro Moreno, pero su nombre aparece por añadidura del hombre”.