El próximo 31 de octubre se celebra
el Día Mundial del Ahorro, fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de fomentar una cultura del ahorro en nuestra vida diaria para nuestra seguridad física y emocional
El ahorro está relacionado con la prevención, una capacidad que nos permite anticipar eventos futuros y prepararnos para ellos, explica Alicia Márquez, especialista en Finanzas y Educación y académica de la Universidad de Guadalajara.
La conducta de las hormigas que recolectan alimentos durante el verano para sobrevivir el invierno es muestra de la visión a largo plazo que asegura su supervivencia. De manera similar, los humanos debemos aplicar esta idea a nuestras finanzas: ahorrar hoy para estar preparados en tiempos de incertidumbre.
Para conocer los porcentajes de hogares de Jalisco que sí tienen posibilidades las posibilidades de ahorrar, nuestro Indicador de Confianza del Consumidor Jalisciense de septiembre de 2024 señala que hubo un aumento en el porcentaje de hogares con posibilidades de ahorrar, pues en septiembre de 2023 fue de 29.9% y en el mismo mes de 2024 de 40.4%.
Vivimos en un entorno económico volátil, lo que significa que nuestros ingresos y estabilidad financiera pueden fluctuar, por eso el ahorro es nuestra herramienta para enfrentar la inestabilidad y salvarnos ante la eventualidad.
El concepto de ahorro va más allá de guardar dinero. Es necesario establecer objetivos claros: ¿Para qué estamos ahorrando? ¿Cuánto necesitamos? ¿En qué plazo alcanzaremos nuestras metas?
La experta en Finanzas, Alicia Márquez, explica que el ahorro se puede dividir en tres rubros. El primero, es el ahorro para cumplir las metas a corto plazo, ya sea para comprar un objeto necesario o financiar un proyecto en un plazo determinado, como cambiar una computadora o planear unas vacaciones familiares.
El segundo, es el fondo de emergencia que sirve para tiempos de crisis, como son la pérdida de empleo o una enfermedad inesperada. Recomienda tener el equivalente a tres meses de gastos fijos en un fondo de emergencia. Este fondo cubre necesidades básicas como vivienda, alimentación, salud y transporte.
El tercero, es el ahorro para el retiro que nos ayudará a mantener nuestra calidad de vida cuando dejemos de ser productivos y nos asegura de que no nos convirtamos en una carga para la familia o la sociedad.
Evitar errores comunes
Uno de los errores más frecuentes es guardar el dinero «bajo el colchón», ya que no solo es inseguro, sino que también pierde valor debido a la inflación. Para maximizar los beneficios del ahorro, es esencial colocarlo en instrumentos financieros seguros como son los bancos, la Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), los Certificados de la Tesorería de la Federación (CETES) o aseguradoras. Estos lugares deben estar respaldados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, por el Banco de México o por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas donde además el ahorro puede generar rendimientos.
También es crucial diferenciar entre ahorro e inversión. Una vez que alcanzamos nuestras tres metas de ahorro, debemos empezar a invertir el excedente para que el dinero no pierda poder adquisitivo y, en cambio, siga creciendo, también puede ser en instrumentos financieros o en apostar por un negocio u ofrecer un servicio.
Además, es importante comprender que todos podemos ahorrar, incluso si creemos que no nos alcanza. Pequeños gastos cotidianos, conocidos como «gastos hormiga», pueden sumar entre 20 mil y 30 mil pesos al año. Si logramos reducir esos gastos, podríamos ahorrar cantidades significativas sin afectar nuestra calidad de vida.
La inseguridad emocional y física
La falta de un respaldo económico puede generar ansiedad, estrés e insomnio. Sin un colchón financiero, muchas personas viven con una constante sensación de inseguridad, lo que afecta su bienestar emocional y físico.
Por el contrario, ahorrar incluso una pequeña cantidad cada mes puede generar una sensación de seguridad y motivación. Comenzar con algo tan simple como apartar 100 pesos a la semana puede ser el primer paso para crear un hábito de ahorro que nos proporcione tranquilidad a largo plazo.
En México, la educación financiera sigue siendo un desafío, dice la académica de la UdeG. “Muchas personas confunden el ahorro con simplemente guardar dinero, sin un objetivo claro y se agrava cuando no tienen control en sus gastos”.
Márquez recomienda hacer una lista de lo que gastamos, pues al contar con un presupuesto definido, evitamos la sensación de pérdida de control sobre los recursos o que el dinero «se nos vaya como agua».
A este problema se suma la deuda descontrolada, especialmente con tarjetas de crédito que, en muchos casos, son manejadas sin un conocimiento claro de las tasas de interés o las consecuencias de los pagos tardíos. “Si me pasé un solo día en el pago, se incrementan intereses moratorios muy altos”, señala Márquez. Este aumento inesperado de la deuda ahoga las posibilidades de ahorro, creando un ciclo de endeudamiento que parece inescapable.
La afectación macroeconómica
A nivel macroeconómico, la falta de ahorro no es solo un problema individual, sino un desafío para el país. «Si no ahorramos para el retiro, los resultados son una población endeudada y sin calidad de vida en su vejez», advierte Márquez experta en educación y finanzas. Esto crea una carga para el Estado, que deberá destinar mayores recursos para atender a los adultos mayores sin medios propios de sustento, quitando presupuesto a áreas cruciales como la salud, la educación o la infraestructura.
En el largo plazo, una sociedad que no ahorra debilita su economía. Los gobiernos se ven obligados a destinar más fondos a la supervivencia de la población envejecida, lo que pone en riesgo el desarrollo económico del país y el bienestar de las futuras generaciones.
Por ello, el papel de la educación financiera es clave, indica Márquez. Si bien hubo intentos de incluirla en el sistema educativo, los esfuerzos no han sido suficientes. “Tendría que existir un mecanismo para que desde niños se fomente el ahorro”. Este tipo de programas podrían incluir incentivos como becas o reconocimientos para aquellos que logren ahorrar, creando una cultura de responsabilidad financiera desde temprana edad.
En cuanto a las recomendaciones para los adultos, Márquez explica que es necesario verificar la confiabilidad de las instituciones financieras para evitar que los ahorros terminen en manos de entidades no reguladas que ofrecen rendimientos atractivos pero riesgosos. “Para ver si una institución es segura, uno puede revisar la página de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores”.
El ahorro no es solo una estrategia financiera, es una herramienta de prevención y seguridad emocional. Al establecer metas claras y aprender a gestionar nuestros recursos, podemos construir una base sólida para enfrentar cualquier imprevisto y asegurar nuestro futuro financiero.